Nuestro ofrecimiento para el Bicentenario

Autor: 
Lourdes Coronel de Ortíz

Nuestro ofrecimiento para el bicentenario
 
Esta situación en que se encuentra hoy nuestra patria, es muy análoga a la que pasaba Europa en vísperas de la segunda guerra mundial. Enceguecidos colectivamente, se embarcaron en una catástrofe que no tardó en llegar y que deshizo todo lo que se había construido. La civilización se vio substituida por la barbarie y fueron necesarios muchos años para reconstituir el tejido humano en ese mundo.
 
Y hoy resulta que, desde Schoenstatt, nosotros tenemos una solución para ofrecer a nuestra querida patria. Se trata de su refundación.
 
¿Qué podemos contribuir a la patria que se encuentra en vísperas de cumplir su bicentenario?
Al Paraguay del bicentenario nosotros le ofrecemos nuestro santuario con sus tres gracias... y desde allí:
Una visión clara de nuestra situación como nación (la verdad): Todo eso que hemos visto en el relevamiento de la tarea debe estar siempre presente ante nuestros ojos, porque eso significa la posibilidad de refundarnos desde la VERDAD. Porque al hombre y al paraguayo le sucede que a su intelecto se le ha privado de la verdad, a su voluntad de lo que es bueno de lo que está bien hacer y al corazón de personas que poder amar… El Padre Kentenich diría: ”Casi parece que podemos detectar el cáncer hasta en sus más profundas ramificaciones”.
Mostrar la forma de vivir en armonía entre fe y vida, como en una gran red. En red, pero no de informática, sino de vínculos: Colaborar en el desarrollo de una nueva sensibilidad para la relación hombre, mundo y Dios, mostrando y enseñando el poder sanador de los vínculos. Cuando las tinieblas de Dachau se cernían en la oscura noche, nuestro Padre Fundador recordaba Belén. Así profetizó el nacimiento de un tiempo nuevo donde brillará la Luz de Cristo en una sociedad renovada  por el vínculo del Amor.
Trabajar por el respeto a la vida de cara a la brutal explotación de la creación, la destrucción de los espacios de vida, la actitud cínica ante la vida en gestación y ante la vida signada por la vejez, la incapacidad y la improductividad.
Redescubrir la identidad femenina y la identidad masculina y el ideal de pureza y la sexualidad como don y desafío. Como caminos de realización plena de nuestro ser hombre y mujer y como garantía de una vivencia de la sexualidad que nos conduce por un camino seguro de felicidad de a dos… En fin como respuesta también a todo lo que hoy nos invitan a vivir como opciones de género y de libertad sexual.
Redescubrir la esencia de la autoridad como imagen de Dios: figura que no sabe respetar al igual que el orden establecido, mareado por la masa y creyéndose totalmente autónomo.
Trabajar por la promoción y dignificación del hombre: en el ámbito de lo social, la educación, la salud, la política, economía, etc.
Trabajar por una pastoral de la inteligencia del paraguayo regalando las estrellas de nuestra pedagogía a nuestra patria: queremos regalar vida, enseñándole a leer, a pensar. Tenemos todo para ello. Tenemos un fundador muy científico. Un fundador que quería que todas las ciencias abrevaran, se alimentaran de Schoenstatt y a la vez confluyeran en su seno, como en un gran lago. Tenemos la forma porque el P. José, como gran pedagogo, nos lo enseñó desde el Acta de Prefundación los medios para hacerlo. Que cada uno de nosotros, que cada imagen de la Virgen peregrina que recorre, lleve la impronta de liberar a nuestros compatriotas de tantos años de ideas cercenadas... De “prohibido pensar….”
Gestar desde las familias una nueva humanidad. Muchas cosas más podemos regalar. Pero quizás hoy convenimos todos en que hay una misión a cuyo servicio queremos poner nuestra vida de manera especial: LA FAMILIA. No hay ningún núcleo social que englobe tanto la realidad de nuestra patria como ella. Es como la caja de resonancia de todo lo que sucede... Tenemos por lo tanto también todos los que conformamos la familia, no solo mamá y papá, sino de manera especial los jóvenes, la oportunidad de reiniciar y CULMINAR esta tarea ¡SIN FAMILIA, NO HABRÁ PATRIA NUEVA! Porque ella y solamente ella es el taller donde se forja el hombre nuevo. El nuevo hombre paraguayo... Es en la familia, en cuyo seno el hombre recibe las primeras nociones sobre la verdad y el bien; aprende a perdonar a ser perdonado y a solidarizarse; a ser responsable y respetar la autoridad, a ser honesto y veraz o a ser tramposo... A estructurar su ser en base a valores que educaron su conciencia, a vivir el valor de la pureza, la comunicación y los vínculos. A ser corruptos o a ser un varón y una mujer cabales. Es decir: aprende lo que significa amar y ser amado y por consiguiente qué quiere decir ser una persona. Nos dice el papa Juan Pablo II (en su encíclica Centésimus Anus) “la familia debe tomar el guante del desafío de gestar desde su seno una nueva humanidad” ¡Salvemos la familia!
 
Esa es la oferta de Schoenstatt al Paraguay en su bicentenario: ¡LA CULTURA DE ALIANZA ANTE LA CULTURA DE LA MUERTE…!
 
A partir del acta de pre fundación el Padre Kentenich quiere abrirnos las puertas a una cultura donde se viva una profunda relación con María, un mundo de libertad y autenticidad, de misión y trabajo con uno mismo. Así va naciendo una nueva forma de vivir que se expresa de muchas maneras.
Como nuestra Alianza de Amor con María no es un acto formal realizado en el Santuario, sino la experiencia de transformarnos en socios, de hacernos hijos y caballeros, de tenerla como Madre y Reina permanente en nuestras vidas, se va forjando con Ella una relación, una unión que perdura y se enriquece con cada hecho de nuestras vidas compartido.
Así la alianza de amor con María se transforma, a lo largo de la vida de un schoenstattiano, en una relación paradigmática, esto es, ejemplar y modificadora de las otras relaciones. Esa es la cultura de alianza… por algo le decimos “madre enséñanos a caminar por la vida…”
  
…¿Cómo vamos a hacerlo…? Ella misma nos dice el cómo: “Actúen en todos los ambientes, como YO lo haría” “Hagan todo lo que Él les diga”: Por la Alianza de Amor Nos asemejamos tanto a María que llega a existir algo en nuestro ADN espiritual que hace que cuando un schoenstattiano reza, ama, entrega o vive algo, lo haga en el “estilo de la Alianza de Amor”. El P. Mario Romero dice: “cuando un japonés hace un jardín, le sale un jardín japonés; cuando un árabe hace un jardín, le sale un jardín árabe; cuando un schoenstattiano hace algo, ese algo le sale schoenstattiano…”
 
…Si todo nuestro ser y hacer fuesen a la moda de María, no será sólo un estilo de vida mariano el que llevaremos, será algo mucho mas profundo, transformaremos la cultura paraguaya en una cultura de vida mariana…
Es tarea de todos visualizar el Paraguay que queremos... y responder a lo que ÉL necesita. Si no tomamos en serio esta tarea, podremos festejar con muchos actos patrios nuestros 200 años, pero todo tendrá la misma duración de los fuegos artificiales… Todo será fatuo... Y una vez más podemos perder la oportunidad por tanto tiempo postergada.
Un nuevo Paraguay surge ante nuestros ojos. Un Paraguay, donde Cristo, el Rey del universo y María la Reina van a obtener una victoria particularmente singular. ¡Seguros de la victoria, con María hacia los tiempos más nuevos! 

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